A principios del siglo XX, los genetistas George H. Shull y Edward M. East descubrieron, trabajando en maíz, que existe un fenómeno conocido como heterosis, o vigor híbrido, que hace que cuando se cruzan dos variedades diferentes, la primera generación descendiente es más robusta y vigorosa que cada una de las variedades de las que proviene.
Como las dos variedades de origen tienen el mismo número de cromosomas, la descendencia produce semilla perfectamente viable. Esto tiene de bueno que el agricultor consigue mejor cosecha, y de malo que si reutiliza la semilla de la especie resultante, la siguiente generación será peor, porque ya no será híbrida.
Los agricultores eligen semillas híbridas y desde hace más de 100 años son las dominantes en la mayoría de cultivos.
La sandía sin pepitas no es transgénica
Como nos comemos las semillas de los cereales, no interesa generar híbridos sin semilla. Pero hay algunas frutas donde no son apreciadas porque las hacen menos apetecibles o más incómodas de comer. Es el caso de la naranja, el plátano, la uva de mesa y, por supuesto, la sandía.
Hacer desaparecer la semilla de la fruta, nada que la biología celular no pueda solucionar. Biología celular, sí. No ingeniería genética. A pesar de la creencia popular, una sandía sin pepitas no tienen nada que ver con las plantas transgénicas.
La primera sin pepitas fue una sandía japonesa
La primera sandía sin pepitas fue obra del científico japonés H. Kihara, trabajando en la Universidad de Kyoto en el año 1939.
Kihara consiguió producir sandías con un número de cromosomas superior al que existe en la naturaleza, con cuatro pares de cromosomas, cuando las naturales solo tienen dos pares de cromosomas. Kihara había conseguido sandías únicas, llenas de pepitas, a partir de las cuales era posible crear un híbrido.
Kihara logró las sandías 4n con un producto químico, la colchicina. Al aplicarlo produce una duplicación del número de cromosomas.
Cuando Kihara logró sandías 4n las cruzó con sandías normales 2n, y así obtuvo sandías con tres juegos de cromosomas. Tres es un número impar, por lo que al generarse las semillas, igual que vimos en yeguas y burros, la meiosis falla y, en esa etapa crucial, el desarrollo de la pepita se inhibe. Por eso las sandías resultantes no tienen semillas.
Así hacemos nuevas sandías sin pepitas
Lógicamente, no es posible conseguir sandías sin pepitas a partir de sandías sin semilla. Para obtenerlas, cruzamos sandías 4n con sandías 2n, y así todas las semillas que se obtienen dan sandías sin pepitas.
En algunos casos es todavía más fácil. Los plátanos silvestres son incomibles por la cantidad de pepitas que tienen. El plátano que encontramos en el supermercado es de la variedad Cavendish, que es una especie de plátano híbrida con tres juegos de cromosomas.
El plátano, además, se puede propagar de forma vegetativa, igual que cuando nos gusta un rosal de la vecina, cogemos un esqueje y lo metemos en una maceta para crear una planta nueva. Hoy la mayoría de plátanos cultivados se han propagado de esta forma.
Aquí un video short que también lo explica:
Vídeo(Short):
Título: "¿Sabéis cómo se crearon las sandías sin pepitas? "
Enlace: https://www.youtube.com/shorts/bjUHZ0e_Ztw?feature=share
Fuentes.
Artículo: "Sandía sin pepitas: ¿cómo es posible si no se reproduce?" Publicado en https://theconversation.com/ por José Miguel Mulet el 11 agosto 2022. Consultado el 22/08/2024.
URL: https://theconversation.com/sandia-sin-pepitas-como-es-posible-si-no-se-reproduce-188540
Artículo: "¿Sabéis cómo se crearon las sandías sin pepitas? " Publicado en https://www.youtube.com/ por @MiguelAngelPerezNaturaleza. Consultado el 22/08/2024.
URL: https://www.youtube.com/shorts/bjUHZ0e_Ztw?feature=share
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